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Me despierto, medito, mi hija se levanta, desayunamos mientras miro correos o whatsapp, ida al cole, gimnasio, sesiones, reuniones, más correos, comer, asistir como equipo a clases, llevar a extraescolares, más reuniones, más sesiones, cena, preparar contenido… y todavía faltan millones de cosas por hacer con esa sensación de no llegar a todo.

¿Te suena familiar?

Yo además me siento afortunada porque mi marido se ocupa de muchas otras tareas que facilitan la vida familiar. 

Pero la cuestión es…

¿Cuándo se vuelve un problema «no llegar a todo»?

¿Sientes que no llegas a todo de manera recurrente?

Es más, ¿sientes que es lo normal en tu día a día?

Esa es la cuestión.

Si de manera puntual, por un pico de trabajo, por una obra en casa, por una enfermedad de un familiar… lo que sea, sientes esta sensación de no llegar a todo, está bien, son baches, olas o como quieras llamarlo. Volverá a su normalidad. 

El problema surge cuando tenemos esta sensación de forma recurrente, permanente y persistente.

Consecuencias de mantener la sensación de «no llegar a todo» en el tiempo

En primer lugar tiene un impacto negativo en nosotros mismos, pues nos genera emociones que no ayudan. 

Bueno, en realidad sí que están ayudando porque nos indican que algo no va bien. 

Son emociones como frustración, decepción, ansiedad, culpa…

Además genera impacto negativo en otras áreas de nuestra vida, pues: 

  • Nuestro rendimiento se ve afectado. 
  • Nuestra familia se ve afectada. 
  • Nuestra salud se ve afectada. 
  • Nuestra identidad se ve afectada. 

Ahora bien…

¿De dónde surge la sensación de «no llegar a todo»?

Hace un tiempo ya te hablé de la diferencia entre expectativas y estándares, y de nuevo se trata de esto. 

Tenemos expectativas sobre lo que tenemos que hacer como buena profesional, como buena madre, como persona que se cuida…

Y de ahí surgen innumerables tareas. 

Pero, ¿las he decidido yo, son realistas, obligatoriamente las tengo que realizar yo? en muchos casos la respuesta es NO.

Son esos: «tengo que…«, «debería…» que surgen sin plantearnos otras alternativas los que nos llevan a sentir que no llegamos a todo. 

¿Qué necesitas para dejar la sensación de «no llegar a todo» de lado?

Lo que yo te propongo es pasarlo por 2 filtros: 

Primer filtro: plantéate si las tareas las has decidido tú y/o si estás conforme con ellas

Me explico:

En ocasiones pensamos que para ser una buena profesional se me tiene que ver todo el tiempo ocupada, apagar muchos fuegos, estar para todos…  

O que ser buena madre implica amamantar, que nuestros hijos vayan a todas las extraescolares posibles, tener toda la ropa de su armario planchada (y de su talla), preparar comidas deliciosas…

O que necesariamente para desarrollarme como mujer tengo que meditar, hacer ejercicio, leer un libro a la semana, beber x litros de agua y todo eso sin dejar de cuidar mi aspecto físico. 

(te animo a poner tus ejemplos)

¿Es esto verdad para ti?, ¿son tus normas o son reglas impuestas por otros, la sociedad o un sistema con el que no estás conforme?

Haciendo este primer filtro te habrás quedado con las normas verdaderamente válidas para ti que quieres mantener en el tiempo. 

Segundo filtro: clasifícalas y priorízalas

No todas las tareas que queremos mantener tienen la misma importancia ni la misma urgencia. 

Para determinar si son importantes y urgentes tendremos que tener claro para qué las estamos haciendo. 

Por ejemplo, nosotros en el equipo cuando comunicamos algo a otro compañero o colaborador tratamos de darle hecha esa clasificación. Y en ese caso lo hacemos en función a la misión de nuestra empresa y si va a determinar la calidad del servicio que le damos a nuestros alumnos. 

En nuestra vida personal depende de cada uno, de sus valores y prioridades. Para mí por ejemplo, de un tiempo a esta parte, me he puesto como importante el atender mi alimentación y mis horas de ejercicio (y sueño), porque sé que eso me da después la energía que necesito para dar mi 100% sin cansancio. 

Para hacer esta clasificación te propongo la matriz diseñada por Stephen Covey, que llamó la matriz de Eisenhower. 

Y sí, debe su nombre al Presidente nº34 de los EEUU Eisenhower, por sus increíbles niveles de productividad.

Covey en su libro «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva» proponía clasificar las tareas según su importancia y urgencia.

Y una vez identificadas proceder a hacerlas ya, planificarlas, delegarlas o directamente eliminarlas. 

Te dejo el cuadro resumen que hice hace tiempo y que he compartido muchas veces con mis clientes (porque créeme, somos muchas a las que nos viene genial darle un repaso y aplicarlo 😉).

También te dejo un fragmento de un video del propio Covey en una conferencia tratando este importante asunto para no volver a sentir que no llegamos a todo (lo importante).

Resumen

Para que puedas poner solución cuanto antes al sentimiento de no poder con todo te dejo los 5 pasos resumidos para que empieces a tomar acción: 

  • Identifica si para ti es una sensación cronificada.
  • Valora las consecuencias negativas que tiene para ti (y tu entorno) mantenerlo a largo plazo. 
  • Descubre de dónde viene. 
  • Decide qué tareas quieres mantener.
  • Prioriza y entonces haz, planifica, delega o elimina. 

Y ahora cuéntame, ¿ya has identificado todas las tareas que te hacían sentir así? ¿Cuáles vas a hacer ya, delegar, planificar o directamente eliminar?

Me encantará leerte. 

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