fbpx

Las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son señales para que hagamos algo (sobre todo las incómodas) y posiblemente la emoción de frustración sea una de las que sentimos con más frecuencia, tanto adultos como niños, junto con las de alegría, ira o tristeza.

Por eso hoy quiero explicarte cómo diferenciar un estándar de una expectativa para vivir tus relaciones laborales (pero sirve igual para las personales 😉) sin tanta frustración.

¿Qué es el dolor y para qué nos sirve?

Dolor es lo que sientes cuando la situación que estas viviendo no se ajusta a las expectativas que tenías fijadas en un principio. El dolor es necesario, ya que forma parte del proceso de crecimiento como persona. 

Dicho sea de paso, tenemos 3 tipos de dolor: 

  • Dolor de crecimiento, cuando superas alguna circunstancia de la que puedes aprender y crecer con ella. 
  • Dolor de disciplina, cuando sorteas las dificultades para adquirir un nuevo y mejor hábito para tu vida. 
  • Dolor de arrepentimiento por lo no hecho, cuando te lamentas de lo que podrías haber hecho pero que finalmente decidiste no hacer.

Dolor → Frustración → Sufrimiento → Impotencia → Abandono

Si el dolor se repite muchas veces, una y otra vez porque no has extraído la información que te traía para que hicieras algo concreto, surge la frustración

A continuación si te mantienes en frustración durante mucho tiempo pasas a sentir sufrimiento y de ahí, si continúas sin hacer algo distinto, llegas a la impotencia y ese es muy probablemente el punto en el que decidas dejar de intentar aquello que te habías propuesto y termines por abandonar.

Por ejemplo: Has llegado hace poco tiempo a liderar un equipo que ya estaba formado y te has propuesto ir conociendo personalmente a todos tus colaboradores. Con la mayoría tienes buena relación pero hay uno con el que no consigues que se abra igual que el resto en las reuniones conjuntas, prefiere evitarte y eso hace que no tengas el mismo contacto con él que con los otros. 

Seguramente en este punto lo que harías sería ir a hablar directamente tú con él, individualmente, para interesarte por su función, su situación y sus necesidades. Si no lo hicieras muy probablemente caerías en frustración por no conseguir tu expectativa de conocerlos a todos, pudiendo llegar a sufrir por ello e incluso sentirte impotente por este caso concreto, siendo capaz de pensar que “bueno, conozco bien a todo mi equipo, menos a uno que va a su bola”.

Expectativas vs Estándares

La diferencia es muy sutil, y se basa simplemente en cambiar expectativas (que son las que te hacen sentir frustración) por estándares (que son los que hacen que después de descubrir qué es lo que te está provocando dolor te hagan transformar tu acción y comportamiento). 

Porque una cosa está clara: solamente podemos decidir y actuar sobre aspectos que están dentro de nuestro círculo de influencia. 

Expectativas

Círculo de Influencia.
Lo que SI y NO es tu responsabilidad.

Las Expectativas tienen que ver con esperanzas, ilusiones, anhelos…, si te das cuenta en ellas no depende el 100% de ti. “Puedes tener la expectativa de que seas considerado un buen jefe por todos tus colaboradores en tu nuevo puesto como líder de ese equipo”, pero ¿puedes “controlar” lo que sienten cada uno de ellos? No, rotundo

Estándares

En cambio Estándares tienen que ver con lo que tú puedes dar en cada situación y eso sí que depende de ti al 100%. “Puedes tener el estándar de que, pase lo que pase, los lunes los vas a dedicar a darte una vuelta por tu departamento, en plan informal, para hablar con cada uno de los colaboradores que están allí y preguntarles cómo se presenta su semana y si necesitan algo de ti”, ¿puedes controlar lo que tú decidas hacer por ti mismo?: ciertamente SI

En definitiva lo que quiero que te lleves de este artículo de hoy es que a la hora de relacionarte con tu equipo pruebes a cambiar expectativas por estándares. Con ello te estás adueñando de la situación, poniendo más opciones de solución al alcance de tu mano y logrando así evitar caer constantemente en frustración.

Ahora te toca a ti: ¿qué te ha parecido este cambio?, ¿te habías parado a pensar alguna vez en estas diferencias?, ¿qué expectativa vas a cambiar por estándar a partir de hoy?. 

Me encantará leerte en comentarios.

Al compartirlo llega a más personas a las que también puede ayudar:

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Contenidos